Bastante viento y el día más bien frío hicieron que el trayecto, desde el puerto de Palombera hasta el cueto Abedules, lo realizáramos a bastante ritmo. Luego, el descenso por el hayedo hasta la margen derecha del rio Queriendo, fue un auténtico regalo para los sentidos. Y un paseo por Bárcena Mayor, en este tiempo, cuando están sus calles desiertas, es una delicia.
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